LIFESTYLE
DESINTOXICACIÓN DEL MÓVIL.
Lo primero que hice cuando decidí cambiar de vida fue eliminar todo aquello que me impidiera vivir despacio o que me distrajera del mundo real más de lo necesario. Lo primero que se me vino a la mente fue el móvil. Me instalé una aplicación para saber cuántas horas lo estaba usando de media cada día y me sorprendió tanto que estuviera unas cinco horas diarias en redes sociales que no me pensé dos veces dejarlo. Podría haber invertido ese tiempo en otras muchas cosas productivas o simplemente en disfrutar de mi existencia, pero no. Estaba consumiendo vidas ajenas. Me asustó la dependencia de no poder estar sin desbloquear la pantalla cada cinco minutos. No fue nada fácil, pero siguiendo unas pautas conseguí reducir su uso y noté enseguida que invertía mi tiempo en cosas que me hacían más feliz y además me pareció que los días duraban mucho más tiempo.
Estos son los pasos que puedes empezar a seguir si quieres usar tu móvil de una manera más consciente:
1. LIMPIA TU MÓVIL.
Empieza desinstalando las aplicaciones que ya no utilices o no te apetezca seguir utilizando. Borra las fotos que no te gusten y estén ocupando espacio, deja la galería limpia y llena de recuerdos. Así será más fácil encontrar las fotos rápidamente y te aportará tranquilidad dejar de ver esas capturas de pantalla o fotos absurdas que han enviado por grupos de WhatsApp. Renueva los fondos de pantalla, pon algo que te transmita tranquilidad o te haga feliz. Haz limpieza de mensajes de texto, de conversaciones. Formatear el móvil y empezar desde el principio fue mi opción y también es muy útil.
2. LIMPIA TUS REDES SOCIALES.
Deja de seguir a todas las personas que no te aporten nada. No sigas por compromiso, la idea es ver en tu timeline publicaciones de personas que te hacen feliz: familia, amigos, cuentas que te inspiren. Si no quieres dejar de seguir a alguien para evitar conflictos, siempre puedes silenciarlo. Deberías entrar en las redes y que nada te transmita negatividad, que simplemente veas fotos de tus amigos, de ropa, de dibujos. No es vital ni necesario saber qué está haciendo todo el mundo, mucho menos personas que conoces de vista o famosos que no admiras. Aprovecha la ocasión para cambiar el aspecto de tus perfiles: fotografía, encabezado, biografía. Cambiar tu imagen es empezar de cero.
3. ASIGNAR TIEMPOS DE USO.
El mío es una hora al día: treinta minutos por la tarde y otros treinta por la noche. Por las mañanas simplemente miro si he recibido notificaciones. Puedes publicar cosas a cualquier hora del día, responder mensajes o ver algún vídeo pero siendo consciente del tiempo que lo estás usando. Sé que es difícil y que podrías estar todo el día mirando YouTube o las historias de Instagram, pero no hay que olvidarse de vivir. Para ponerte límites estudia tu tiempo, mira cuánto lo usas y decide cuánto querrías usarlo. Al principio tienes el dedo pulgar con ansia de deslizarse por la pantalla, pero en cuanto empiezas a hacer otras actividades y a ver cuántas cosas eres capaz de hacer en ese tiempo que habías perdido, se hace más fácil.
4. DESACTIVAR NOTIFICACIONES.
Aunque tengas el móvil en silencio, si te asomas un momento y ves en la barra de arriba que tienes notificaciones en Instagram, Twitter, YouTube, Pinterest, Facebook... No hay forma de desconectar. Usa un momento al día específico para responder mensajes en redes pero desactívalas el resto del tiempo. Yo solo tengo los mensajes de WhatsApp por si surge algún problema. Cuando trabajo tengo abierto Twitter y el e-mail en el ordenador, así que no necesito tenerlo también en el móvil.
5. NO USARLO UNA O DOS HORAS ANTES DE DORMIR.
Es muy recomendable hacer otro tipo de actividades que sirvan para relajarte y descansar, tomarte ese tiempo para prepararte para dormir. A veces usar la tecnología a esas horas excita más de lo debido y hace que nos cueste más conciliar el sueño. Puedes sustituirlo por un libro, escribir o dibujar por placer en una libreta.
6. DESCONEXIÓN TOTAL UN DÍA A LA SEMANA.
Sé que puede parecer imposible, pero es muy agradable dedicarte un día sin distracciones de ningún tipo. Ir a dar paseos, cuidar de tus plantas, cocinar varios platos para guardar, ponerte al día con la lectura... Acostumbrarte a no usarlo un día a la semana puede ayudar a utilizarlo menos el resto de días.
MORNING ROUTINE.
Mi momento favorito del día son las mañanas. Las disfruto despacio, siendo consciente de cada minuto. Normalmente me despierto muy temprano, eso me ayuda a realizar actividades estimulantes más allá de las obligaciones. Cuando me despierto abro las ventanas, me gusta asomarme y que la brisa me despeje. Me pongo las lentillas, me visto y si voy a hacer fotos ese día, me maquillo. Antes de bajar a desayunar me gusta leer un par de capítulos del libro que esté leyendo en el momento.
Voy a la cocina hambrienta, así que mientras me preparo lo que vaya a desayunar ese día empiezo por tomarme un vaso grande de agua y un té o leche de soja con cacao. Mis desayunos suelen ser tostadas con fruta y muesli, solo fruta si voy con prisa o repostería que haya cocinado días antes. Nunca miro el móvil o la televisión cuando desayuno, me gusta mirar simplemente por la ventana o escribir.
Cuando termino dedico un rato a actividades que nunca me daba tiempo a hacer antes de cambiar mi rutina pero que me hacen feliz: cuidar de mis plantas, componer canciones y hacer fotos.
Tardo una hora en hacer todo. Sé que puede parecer imposible hacer lo que me apetece en solo una hora, pero cuando no prestas atención a las tecnologías y apagas el móvil por un rato, la vida va mucho más despacio de lo que parece.
A las 8:30 me siento en el escritorio y no me suelo levantar hasta las 11:30, que bajo a picar algo. Normalmente fruta, aunque a veces me hago té con leche de soja. Mi rutina de trabajo es sencilla: organizo mis agendas nada más empezar, en una escribo mis metas diarias personales y en otra las laborales. Organizo los encargos y proyectos que quiero hacer ese día y simplemente lo hago. Lo peor de trabajar desde casa es la cantidad de distracciones que pueden existir, pero una vez controladas son todo ventajas.
Termino la jornada a la 1:30 para poder estudiar una hora antes de bajar a comer.
Y eso es todo.
Esta rutina o parecida puede seguirse tanto trabajando desde casa, como fuera o incluso yendo a clase. Yo la seguí cuando estuve trabajando en una clínica. Todas las personas con las que he hablado sobre este tema se despiertan pronto y aun así lo hacen todo deprisa, no desayunan bien y además tienen la impresión de llegar tarde a todos lados. La clave está en la organización y en tomar el tiempo justo para cada actividad. Un desayuno de diez minutos mirando el móvil puede convertirse, sin darnos cuenta, en uno de media hora. Acostarse antes por las noches ayudará a madrugar más y por tanto a tener más tiempo.